Por Alberto JIMÉNEZ URE
Estuve ahí, ROBESPIERRE:
Cierto que fue rápida tu decapitación,
Limpia como agua de manantial, inflexible
Como tu maravillosa determinación de genocida.
Pero, enfadé antes que sucediese
Cuando mostraste una inadmisible cobardía
Al ser informado que mi madre Vindicta Impúdica
Iría por ti: para castigarte por haber sido un intelectual
Desquiciado e implacable hasta con tus viejos amigos.
Estuve ahí, ROBESPIERRE.
A pesar de haber sido usada tantas veces,
La guillotina con la cual te ajusticiaron
Lucía filosa y brillante para deleite
De quienes no olvidaban tu «terror»:
Que no era cosa distinta a la aplicación
Rápida e inflexible de la Justicia, ¿cierto?
No me mires cínico, Maximiliem:
La venganza también place a dioses
Que idólatras todavía inmortalizan.