Oblígame a producir oxitocina.
Ensordéseme de tantos secretos que me susurres al oído.
Ármame cada vez que me derrumbe.
Cuando no quiera saber del mundo, tomáme de la mano y enséñame lo bello que es.
Hazme ciega y sorda a prejuicios, complejos y estereotipos.
Derríteme el alma con una mirada llena de picardía y después sonríeme con malicia.
Enciéndeme al mínimo contacto y guíame en la lujuria, te lo concedo.
Vuélveme adicta a tí, a tus besos, a tus manos, a tus ojos, a tu risa, a tu voz.
Enloquéceme.
Forzame a olvidar todo, a fluir.
Muéstrame los instintos más primitivos y sedúceme con ellos.
Provócame pensamientos y sentimientos incomprensibles e inexplicables.
Revolucióname.
Explícame eso que ignoro y que tú sabes.
Lléname la mente, el cuerpo y el alma.
Enchíname la piel con una sola palabra.
Abrázame, bésame, quiéreme.
Acércame a ti de a poco, lento, sin prisa.
Confíame tus sueños, tus miedos e inseguridades, tu corazón y tu alma.
Búscame sin importar qué, ahí estaré.
Piérdete conmigo, viaja conmigo, cocina conmigo, ríe y llora conmigo, juega conmigo, goza conmigo, duerme conmigo, ama conmigo.
Sopórtame en días de locura y enojo.
Consuélame en horas de dolor.
Acurrúcame en tu mundo, permíteme ser parte de él y de tí.
Asíame con desespero.
Pertúrbame de tal manera que toda yo me exija a tí a cualquier hora o en cualquier lugar.
Perviérteme.
Víveme.
Conquistame a diario, aún cuando ya me tengas, aún cuando sea tuya totalmente y esté a tu merced.
Acaríciame hasta los huesos.
Escríbeme mucho.
Escúchame cuando todo alrededor sea un completo alboroto.
Cállame cuando sobren las palabras.
Cúbreme en tu oscuridad, preséntame a tus demonios, cuéntame cada una de sus historias y déjame quererlos tanto como te quiero a ti, y que así ninguno lleve mi nombre.
Embriágame de tí y de tu amor, no me preocupa la resaca.
Desnúdame, quítame los miedos y las inseguridades que me acechan.
Acéptame por lo que soy, admírame por lo que hago y respétame por lo que pienso.
Cántame sin pena, a todo pulmón, sin apenas una nota afinada.
Bailame.
Llórame.
Súfreme como te sufro ahora, extrañandote y esperando a que regreses a mí después de recorrer el mundo por mar.
Pero sobretodo, perdóname. Perdóname por pedirte tanto, pero hay tanto para dar.