Hay una espesa neblina en la noche.
Caminando por una desierta calle,
me dirijo hacia mi hogar.
Es tarde ya.
Siento mucho frío.
Un fuerte viento invernal.
Tiemblo de frío.
Voy pensando cómo
justificar mi tardanza
a mi mujer.
Ella me esperaba mucho
más temprano.
Vengo de una reunión
de la comunidad eclesiástica.
Tratamos el tema de la pobreza.
De los desamparados.
De las familias que se
enferman, de los que no
tienen trabajo.
De esas pobres víctimas
por la irresponsabilidad
de los que nos gobiernan.
Promesas fantoches.
Negligencia.
Autoritarismo. Poder.
Ambición desmedida.
Y el pueblo, que se las aguante.
Esta noche después de la reunión...
Hola viejita linda...
¿Cómo estás? Sí, hace mucho frío.
Acá está lindo el ambiente.
Ya sé, con esa mirada me estás
diciendo todo... Lo regalé.
Sí, lo regalé.¿Tanto te sorprende?
Sí, pasó que de la sacristía,
al pasar por la iglesia,
estaba un pobre hombre de mi
edad delante de la Virgen María.
Él se encontraba muy desabrigado.
Lloraba. Pobrecito... Estaba
orándole a la Virgen.
Me quedé sentado observándolo.
Después se fue a ver al Cristo Crucificado.
Te juro que me dió tanta pena...
Estaba haciendo estaciones
delante de todos los santos...
Sí, por eso he llegado tarde.
Pasó que la iglesia ya había
cerrado sus puertas,
y yo le pedí al sacerdote
que dejáramos orar tranquilo
a este hombre.
El padre aceptó, y yo me
quedé ahí nomás mirándolo...
Su llanto me conmovió.
Me dieron ganas de llorar
a mí también...
No puedo olvidar ese rostro...
esa cara del tipo que parecía
tan bueno... y lo era en realidad...
Me arrimé a él y me dijo
que rogaba por conseguir laburo.
Yo le dije que iba a hablar
con el sacerdote a ver
si le podía dar la changa
de limpiar la iglesia...
mañana lo voy a hacer.
Y bueno... ese hombre
estaba tan desabrigado
que yo me saqué el saco,
y se lo di. No, en préstamo no.
Se lo regalé, pobre hombre.
Fue un gesto de caridad mujer.
Si yo hubiese estado en su situación,
¿vós no estarías contenta
que él me hubiese regalado
un saco para protegerme
del frío?
Te repito que fue por caridad.
Hay que ayudar a los necesitados.
Para colmo el depósito de ropas
estaba cerrado.
El padre no tenía las llaves.
Las tenía la encargada.
Ella no estaba, y yo le di mi saco.
Así de claro nomás.
No me vengas a hacerme problemas ahora.
Se lo regalé y listo. Ya está.
¿No me vas a ofrecer nada para cenar?
Como te veo ahí estancada...
mirándome como si fuese un desconocido...
Sabés cómo soy yo...
¡ojo! che, cuida ese vocabulario...
no te olvides que estás hablando
con tu marido.
Y qué le vamos a hacer.
Así es la vida, vieja.
Unos tenemos más, otros tienen menos.
Y bueno, sí, me la banco.
Estoy sí, un poco resfriado...
Es por el frío que me pesqué...
Pero estoy tranquilo porque
le regalé a este pobre mi saco...
aunque a vos te pese tanto...
De todas maneras, el saco era mío,
no tuyo... ¿Y? ¿Qué pasa con la cena?
¿Piensas quedar toda la noche
ahí parada mirándome?
Tan lindo soy che...
Oh, no hables así...
estás diciendo macanas...
No seas tan insensible...
¿Para qué vas a la iglesia vos?
¿Para fijarte si va va fulana
o sultana? No, querida,
hay que hacer buenas acciones
hacia nuestros semejantes...
Para eso estamos la gente...
Para ayudarnos unos a los otros...
La caridad con el necesitado
es un don, dice el sacerdote...
Y yo me puse contento
cuando le di el saco,
aunque me haya cantado
de frío. Tuve la satisfacción
de que ese hombre estuviese
más resguardado del gran
frío que estamos teniendo...
Che...¿Y la comida para cuándo?
Dale que tengo hambre...
Vos no sabés que tenía
ganas de traerlo a cenar
aquí, pero ya sé que con tu carácter
me hubiese visto en un gran apriete...
Así que le dí unos pesos al pobre...
Pero no, veinte pesos nomás...
Es lo único que tenía en el bolsillo.
Al fin te dignaste en convidarme
con algo. Creí que en penitencia
me ibas a mandar a dormir sin comer...
Está rica la sopa... cabello de ángel...
me hace recordar cuando mi vieja
nos servía la sopa cuando éramos chicos...
¿y qué más tenemos?
Bife a la plancha con puré de papas...
Estamos comiendo a lo rico hoy...
caray... ¿viste el precio de la papa?
¡Siete pesos el kilo!
¡Atorrantes! Antes te daban tres kilos
por cinco pesos...
Hace poquito tiempo nomás...
Pero claro, es una sensación nomás...
como dicen los del poder...
los poderosos... no me hagan
reír...¿hasta cuándo?...
¿Cómo qué? Hasta cuándo vamos
a vivir así...
Mañana no empieces a molestarme
temprano con el asunto del despertador...
Todas las mañanas me haces poner
nervioso ni bien me despierto...
Sí, sí, no necesito reloj...
si yo siempre a las cinco estoy despierto...
Pero, por las dudas, no me despierte,
pongo el despertador...
Y...sí, todos los días hay cualquier
cantidad de basura...
son gajes del oficio mamita...
recolectar basura... lo digo con orgullo...
y di que al menos tenemos para vivir...
no tan holgadamente pero...
al menos no pasamos hambre...
como este pobre hombre,
que no tiene laburo.
Pero vamos a ver... a lo mejor
el cura le da laburo en la iglesia...
Tal vez Jesús haya escuchado sus ruegos,
y mañana pueda laburar en la casa de él...
¿Cómo de quién? En la casa de Dios, mujer...
Me tengo fe de que va a conseguir
trabajo... Dios lo permitirá...
escuchó su pedido, y lo complacerá...
Dios... haz que consiga trabajo
este hombre...
¿Qué te parece si esta noche
hacemos el Rosario completo juntos?
¿Cómo para qué?
Para pedir por este hombre...
Nunca hemos rezado juntos...
¿Te diste cuenta?...
Extraño, ¿no?
Pero... real... hoy podríamos
hacer una excepción, y orar juntos...
Pidamos por este hombre,
pidamos por los enfermos ,
por la paz... ¿Cómo te atreves
a hablarme así? ¿Qué clase de cristiana eres?
Tenemos que pedir por los que necesitan...
Mira si yo me quedase sin laburo...
bien que te gustaría que alguien
rece aunque sea un Padrenuestro
para que lo consiga.
No tienes que ser tan egoísta...
¿Para qué vas a misa vos?...
Anda y busca el Rosario, dale...
Empecemos... Padrenuestro, que estás en los cielos...
Todos los derechos reservados del autor(Hugo Emilio Ocanto- 29/08/2012)