Hoy he muerto y tu ausencia me ha matado,
hoy he muerto, porque tú no estás a mi lado.
Inconciente camino sobre un mar de culpas,
inconciente arrepentido, voy por aguas turbias.
Los tiburones ya me observan con ojo airado
son mis fantasmas que recalcan nuestro pasado
parecen espectros que se internan en mi mente
y se burlan de mi estado ¡es mi inconciente!
Son fantasmas que penetran mi alma impura
y abren un abismo entre la razón y la locura
causando allí un daño nefasto e irreparable
con gritos perplejos de un tedioso estado abominable.
Y mientras tanto ¡tú! Que floreces con cada amanecer
con ternura, amor y pasión, así pudiste renacer
¡tú! Que hiciste de mi infierno el paraíso celestial
sembrando tu amor en mi seco y oscuro manantial.
Y ahora…y ahora me queda tan solo el recuerdo
una imagen hipócrita de lo que jamás pudo ser,
un recuerdo mitad verdad, mitad mentira
pero un recuerdo al fin, uno de aquellos que nunca se olvida.
Dedicado a Marian Da rosa López,