Pastor de corazones, tengo al mío,
pastando con el tuyo por los prados,
con un amor profundo, enamorados,
camina un corazón, un albedrío:
por los campos resecos del estío,
por rastrojos de trigos cosechados,
por tierras de viñedos vendimiados,
por el monte, la vega y por el río.
Pastor de tus amores, siega y poda
compiten con mis labios, dulce ofrenda,
por recoger el fruto de tus besos.
Pastora de mis sueños, dueña toda
del hato, la majada y de la hacienda,
de mi existencia, esposa, y de mis huesos.
Deogracias González