A tus sueños estoy encadenado,
soy feliz prisionero de tus ojos,
un preso a voluntad de tus antojos,
por capricho de amor aprisionado.
Mi corazón no quiere la indulgencia,
dócilmente, declara ser culpable,
quiere una pena que sea mutable,
cambiando por ternura, la sentencia.
Mi corazón ya libre y con encanto,
te entregará pasión acumulada,
para que sientas ¡Eres adorada!
y el amor, se convierta en dulce canto.
Volaremos al cielo sin grilletes,
tendremos el sol como compañero,
entre azuladas nubes, el sendero,
sembrado de vistosos, ramilletes.