Llegando hasta mi ventana
me distraías con cuentos,
golondrina en primavera,
buscabas ese resquicio
que te mostrara la entrada
a ese indómito universo
dentro de mi corazón.
Parado frente a mi ventana
un día fueron manzanas,
otro, navíos y mares,
mundos dentro de otro mundo
que creabas para mi,
sortilegio de palabras
enredando mis afectos.
Ya no hay nadie en la ventana
quizás te llevó mi invierno
o me fui, tras el verano,
te arrastrarían mareas
de las que tanto me hablabas;
de vez en cuando te escribo
mensajes que arrojo a tu mar.