Futurum
Como un gran monstruo se levanta el destino.
En el horizonte se vislumbra la amenaza.
Tiembla de pavor y desesperanza la voluntad de aquel que pusilánime aguanta.
Se mezclan el desventurado e inevitable futuro que pronostica un caos, junto con el inexorable presente que ahorca, mitiga, absorbe y palidece el panorama de aquel paupérrimo miserable.
Es por tanto lúgubre todo intento por afrontar la realidad voraz que lo consume.
Implica en él una mirada profunda y ojerosa, un ceño fruncido con rostro palidecido, como una máscara que se acostumbro al dolor.
Todo valor metafísico para él, palidece y se difumina.
Cada estímulo estético, romántico y amoroso le remontan al mismo demiurgo, que visualiza con reprimidos deseos a las deidades femeninas que lo consumen y enajenan.
Absurdo es el compendio y suma de su trasegar histórico; como lo es la incoherencia de un deseo, que no se ha cumplido, como es el ideal planteado que jamás fue tangiblemente percibido.