En los telares de agua se refugia el viento
confiados los guijarros y el bambú;
soplo soy en sus tiernas caracolas y en sus aguas marinas.
Me tiñe de oro y bien se frunce la hierba
y ahora se posan torbelinos de mariposas;
mientras mi sombra se alarga
tañe el laud sus transparentes cuerdas sensibles.
Música guttural de mi desierto,
gritan mis piedras;
gime el preludio de flautas en mi garganta sedienta cuando me canta;
noche que arranco del suelo sobre la arena cuando me manta.
Nace al momento el pimpollo de la montaña,
blanca su cara miro su filigrana en mis pies de arena
ruedan por las vertientes de aquella duna;
rizas de sus espumas,.... por mi sonrisa.