Corro tanto que casi vuelo.
Cuando paro y respiro,
reposo en el nido de una rama fornida,
que pasa desapercibida desde tierra.
Suelo hacerme presente sin ruido,
prefiero las situaciones que no chirrían.
Admiro a quienes lo intentan de nuevo,
sin hacer caso de batallas perdidas.
Alejado del infierno,
prefiero la perspectiva que da la distancia.
Me mueve el deseo
y escribo para batir las alas.
He comprobado que acumular obstáculos
es la excusa perfecta para no despegar del suelo.