Mañana de sábado, fresca y muy soleáda, tu cuerpo junto al mío, tus cabellos acariciándome la cara y tu brazo en mi pecho, te miro y veo la belleza de tu cara en un profundo sueño, siento los latidos y la respiración saliendo por tu desnudo cuerpo entre sábanas y almohadas.
Abre tus ojos, me miras con una sonrisa, un beso, un abrazo, unos buenos días con dulzura y cariño mientras los dos sellámos nuestros labios con un beso fresco y mañanero, nos preparamos para salir a la calle y desayunar, la mañana lo merece y daremos un buen paseo.
Después del paseo hablando y mirando las maravillas de esta ciudad corto se nos hicieron, entramos en la Plaza España, por la torre sur hasta la torre norte, paseamos por sus galerías, cruzamos sus puentes para ir al parque María Luisa, un lugar encantador cargado de historia de muchos amores y los que llegarán.
Paseamos bajo la sombra de su arboleda deleitándonos del perfume que sus diversas flores nos brindaban, nos sentamos en una pequeña glorieta junto a un pequeño lago donde el agua era tan clara que nos serbia de espejo, después de estar un buen rato disfrutando de estos bellos jardines que tiene Sevilla, decidimos almorzar en la plaza Doña Elvira, en el barrio de Santa Cruz,
Un café en el postigo, junto al edificio de correo y la catedral, después otro paseo hasta la Alameda de Hércules donde nos tomaremos una buena merienda y al terminar nos marcharemos unidos por nuestras manos hacia nuestra casa, donde descansaremos los dos.
© José Cascales Muñoz
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2 de Septiembre 2017