Algo tuve que ceder
para que me prendas fuego,
no hables del cielo esta vez
si el sol fue quedar desierto.
El bosque no es tu jardín,
tenes que saber primero
que cuidar no es un jazmín
para ser su jardinero.
No digas que perdí,
si mi cuerpo está derecho
y nunca te lo envolví,
recuerdo decir que luego.
Si amar es un reflejo
y yo tengo un roto espejo,
puedo escuchar y decir
que callar es un veneno.
Dueñas son las palabras
que no podes esconder en mi espalda,
la piel sangra y resguarda
cuando no se puede devolver.
Y si el dolor nos deja ilesos
en el lecho donde duermen
los testigos que no tengo,
si echarse al viento
no tiene peso,
mi cuerpo aún
no será tu desecho.
Algo tuvieron que ver
si los nombres no dijeron.
Algo tendrán que escuchar
para no ser sólo un hueco.
No tengo la culpa que hablar
me devuelva el cuerpo entero.