Alberto Escobar

Desvelo

 

 

Zaherido

La luz que hendía el resquicio de mi ventana
Golpea
Mi
Cór
nea hasta impedir el conjuro del sueño.
Paso la noche en blanco.
Por
tu
culpa.
Me llamaste de madrugada, a la hora bruja.
Mis hondas Theta, que casi mudaban a delta,
se fueron por el desagüe del insomnio cuando
llamaste. Para nada, solo estabas preocupada
por no conciliar TU SUEÑO.
¡Si yo no puedo dormir tú tampoco! pensaste...
Esa luz de la que hablo al principio fue tu ring
ring importuno e insensato.
¡Deja de pensar solo en ti! Somos algunos más 
los seres que queremos vivir con lo mínimo de 
paz, no solo tú existes...
Te voy a colgar el teléfono por desaprensiva.
Termina de contarme las sandeces que se te 
han quedado enredadas en tu maraña neuronal 
y déjame
volver al
útero de placer
que me aguarda bajo
mis sábanas de blanco satén. Solo...
Confío en recuperar las ondas cerebrales que se
me derramaron con tu incordiante irrupción en 
mi vida.

Alfa, Beta, theta y Delta.

Te quiero, pero lejos, muy lejos de este planeta.
Quedamos en Ganímedes, allí te daré el plantón 
del siglo. Te lo mereces por egoísta.
Piénsame como un pudo ser y no fue por tu falta 
de seso, no de sexo que sí lo hubo, y no fue malo...