Nadie sabe de dónde vino
nadie sabe hacia dónde va
es un espíritu libre
que se ha entregado al mar;
Cera sobre la silicona
cera sobre su piel,
para cabalgar las olas,
ir, venir y volver
Nadie pregunta su pasado,
no se ocupa de su futuro
solo le interesa acariciar
y ser acariciada
por la inmensidad del mar
Ha renunciado al sortilegio de la amistad
su único amigo es el mar,
y el sol y con ellos se va a navegar
Renunció a los nombres,
a los domicilios,
a las nacionalidades,
a la profesión,
a las cuentas en el banco,
al coche del año,
las jubilaciones,
a las tarjetitas de presentación,
a los relojes y los calendarios,
y tantas estupideces
que le hemos llamado felicidad
y que nos queman grilletes
a una condición social
Cuando se le ve pasar
imaginaciones, suspiros y hasta envidias
se lleva a lo profundo del mar
mientras una sonrisa
se desliza por la ola de sus labios
y el viento acaricia
sus acantilados
hasta que se sumerge
en su amante el mar,
le acaricia en brazadas
Es el concepto vivo de la libertad,
esa que todos anhelamos,
y en secreto tememos,
pero en público presumimos…
la veo, la contemplo
y al entregarle como equipaje un suspiro
para mi silencio pienso
¡Cuánta envidia le tengo al mar!