El control emocional se va perdiendo junto con las posibilidades del día que no tomamos.
Algunas lágrimas cayeron como cuando lloran los pinos, otras tantas nos guardamos para no deshidratar a la razón, al odio, al rencor, al dolor. Somos fugitivos constantes del amor, pensadores suicidas y amorosos que nos creemos sensatos de la acción, pero es todo actuación.
Somos unos niños buscando la mascota que perdió, buscando un poco de amor. En cárceles de palabras que nunca dijimos nos vamos convirtiendo, en algún momento estas palabras escaparan, serán fugitivas del hablar, estos pinos serán cortados o morirán de pie y los pensadores dejaran de ser pensadores para darle lugar al sentir. (nuestro sentir, el tuyo, el mío, el sentir)