Tocan a mi puerta ferozmente.
Duro golpe
puño de hierro
o de marfil.
Asomé la vista al hoyo
de mi portal
temeroso
y aún sin cura
vuelto de las mil guerras
de las mil cruzadas
unas victorioso
galopante
otras derrotado
hecho pedazos
carne para las carroñas
monstruosa desfigurada.
Botánica de humo
o de sombra
se asoma
burlona
sátira figura que en un destiempo
de frío me vi triste o abandonado.
Piel de cisne ojos de cuervo
hocico de perro
alas de ganso renovadas
llena en sus interiores
negras paredes
techo oscuro
y de desamparos
de melodías infernales
arrojada a mí como se arroja
la basura o el gato muerto
mosqueado mal oliente
tirada en jirones colmadas
de penas y aburrimientos
en mis pesares.
Le tiro piedras
mil pólvoras
mil repudios
intento ahuyentarla
y no le atino
persiste carroña
vil metálica parva
tumultos de furias
y constelaciones triviales.
Es ella
o yo
pero en esto
no hay opción.
Altiva sigilosa
pasa
perra hambrienta
de solitarios corazones
siéntate a cenar
de mi piel
y mis ganas
de mi sexo
y mi penas
de mis glorias
y mis secuelas
maldita
alimaña.
Arrastrada, aferrada a mi.
Yugo histeria insomnios.
Soy un cóncavo trapecista
bufón del destino
hago el teatro
mimo o títere
sigo secuencias bobas.
Libreto.
Ensayo.
Poesía.
La función debe continuar.
Porque aunque no la llamé,
la soledad viene sola.
La función debe continuar.
Porque aunque no la llamé,
la soledad viene sola.