Tan fría, y sola; se viste de oscuridad, aquella mujer especial que conocí fue solo una casualidad, no más que un día otoñal, un día, en el que mi alma y la suya conectaron; llegué a pensar que el invierno ya había pasado, su sonrisa, llenaba de alegría la mía, me extasiaba, me llenaba.
Pero, nunca llegue a pensar, que el invierno llegaría pronto, y que su sonrisa se tornaría en una mueca; que mi felicidad, dependía de la suya; que ella, aunque no estaba sola, se estaba congelando por dentro, había dejado de amarme, ella, cambio de repente, y mi vida, mi vida se tornó un abismo del cual era imposible escapar.
Tal vez, debí dejarle ir cuando quiso hacerlo, pero, no pude evitarlo, pues yo aún, le amaba.