Antonia Ceada Acevedo

DESPRENDIMIENTO

 

Nunca  lamentara  un   corazón

La mirada calurosa  que muerde los labios

Al triste mortal en el gozo de un instante.

 

Cuando la soledad camina sola

Y  aparece un dulce tacto,

Que siembra  cantos en nieve piel,

No se lamenta un corazón

De dejar la vida, en la saliva del amante.

 

En un santiamén,  por inercia,

Obvias a la razón lanzándote a unos brazos

Donde te escondes  del  lodo de la angustia,

De los recuerdos que lapidan.

 

Jamás se corroe un corazón

Por cerrar los ojos

Para sentarse  en el santuario del placer.

 

No existe arrepentimiento

Cuando  renuncian a tu abdomen

Y oyes tu nombre  en el deseo , la sed...

 

Te das derramando luz

al refugio donde  reconstruirán tu nave

porque lo importante  es navegar.

 

 

ANTONIA CEADA ACEVEDO