Unos cuantos versos de entre tantos,
una que otra noche al blanco y negro,
un café cargado al escritorio y
un profuso amor entre los dedos,
una carta escrita a puño limpio,
un labial marcado con firmeza,
una firma plasma con temores,
tinta negra actuando con rareza.
Escribirte siempre son proezas
más aún temiendo enamorarse,
un lápiz nocturno que confiesa
qué tan fácil es desenfocarse.
Son versos explícitos tus ojos
y tu boca estrofas inconclusas,
son tus manos mil misterios rotos
tus latidos, tinta con excusas.
Empezar por ti parece un mito,
terminar sabiéndote utopía
-rara vez, pero está bien, lo admito:-
Marcas un comienzo, poesía.