Ahogó cada momento recordado
en lágrimas provocadas por su ausencia
y es así como volvió despacio al gris rincón
aquél donde no habita, ni habitará más el amor
porque cada suspiro se enjugó de dolor
y cada aliento le insufla con frialdad,
que todo fue irreal...
que el amor a su vida nunca llegó
que sólo fue el visaje egocéntrico de la ilusión
de aquél que fingió amar,
para grabar en el epitafio de su corazón
la historia más falsa de amor
donde ahora yacen las ilusiones
de alguien que sí amó de verdad.