Deje que lo inmortalice entre líneas
que desnude su alma en mis versos
que ilumine sus noches purpúreas
y mi estrépito arruine silencios.
Deje que adelante sus relojes
y que rompa el espejo en que fluye
que destruya las normas que huye
y proponga el camino que escoge.
Tormentosa
ironía
en que goza,
ominosa
cadena
que rompe,
desahuciado
extremismo
en olvido,
obsoleta
razón
sin razones.
Que sea suya, permítame, artista
y me pierda en un gran universo
a sus manos me entrego completa
sin recelos o miedos dispersos.