Caminamos el mundo con las manos abiertas,
esperando la mano que nos dé libertad,
y confiando que un día, volverá la equidad
con sus pasos seguros, que han de abrirnos las puertas.
Emergeran soberbios los rugidos de alertas
que quitaran tristezas que demandan piedad,
nos llenaran de fuerzas, con fervor de igualdad.
y les daran alientos a las voces inciertas!
Si queremos lograrlo, nos debemos de unir,
a las luchas sagradas de justicia y de paz,
el deber que tenemos no se puede eludir!
Con los pechos erguidos, con firmeza tenaz,
entregarnos podemos, sin temor, y cumplir
el deseo del pueblo, con pasión contumaz!
Autor: Aníbal Rodríguez,