Gaviota Romero

CAMINANTE. En la voz de Gaviota Romero Blandino.

 

 

 

 

De Manuel Benítez Carrasco

Caminante voy y vengo.
Sin tener ningún camino
todos los caminos tengo,
por todos voy caminando
y en ninguno me detengo.

Al ir midiendo distancias,
copla a copla, verso a verso,
me voy llevando caminos
y me voy quedando en ellos.
Puedo llevarme paisajes
al ir dejando recuerdos,
al ir dejando cantares
puedo llevarme silencios.

Puede una misma palabra
crear abriles o inviernos,
lo mismo que un mismo viento
le hace bien a los trigales
pero mal a los almendros.
Y puede un mismo cantar
dar vida o muerte a un recuerdo,
lo mismo que un mismo viento
aviva los fuegos grandes,
pero apaga a los pequeños.

Alumno de amor y penas,
aprendiz de pensamientos,
estudiante de horizontes
y bachiller de senderos,
voy, archivero de tardes,
coleccionista de vientos,
echando al vuelo unas coplas,

sembrando al paso unos versos.

No sé si traigo algo viejo
o nuevo;
o nada nuevo ni viejo.
Dejo y llevo lo que siempre
se deja o se lleva el viento:
desolación, si huracán,
si brisa, florecimiento.

Traigo el amor, siempre joven,
traigo el dolor, siempre viejo;
traigo la vida, la muerte,
niñez, llantos, penas, juegos,
algo de sonrisas y algo
para sembrar sentimientos.

Nada tengo y tengo todo,
dejo todo y todo llevo:
soy un camino de aire,
soy como un viejo andariego

Y, a los hombros, esta leve
y breve alforja de viento,
ando póbremente rico
con mis versos,
y ando ricamente pobre
con mis sueños.

Y, como digo en mi cante:
como un viejo caminante,
caminante voy y vengo,
sin tener ningún camino
todos los caminos tengo;
por todos voy caminando
y en ninguno me detengo.