Y te digo adiós con un poema
palpitante de lánguida tristeza
que como una mano gélida
sume en un profundo sueño
mis anhelos por amarte.
Cada letra es una lágrima escrita
que escapa de una prisión
de bellas palabras engarzadas
con hilos de susurros invisibles
que impulsaban nuestro amor.
Cada palabra es una luciérnaga
que con su brillante centelleo
iluminaba la noche estrellada
que abraza a los amantes
como dulce elixir y veneno.
Cada estrofa dibuja un momento
de hielo o fuego en la memoria
opuestos que se desvanecen
entre el espacio y el tiempo
de una vida que nos separa.