En torno a caricias nuevas brotaron de tu ser abundantes gemidos, bien acompasados, simulando eróticos querubines musicalizando nuestro mundo de pasión y de locuras.
Volamos como nunca; más ágil que el pensamiento, nos dimos toda la ternura que exigió el inolvidable encuentro fundiendo nuestros cuerpos sudorientos y amándonos sin prisa… danzándole a la vida.
PABEDIZ