Me gusta verte insinuántemente vestida
Porque sabes realzar tus ondas
No quiero que a mis ruegos respondas
Con la promesa de siempre incumplida.
Diosa blanca, lo que fervientemente imploro
Es enterrarme dentro de la profunda mina
Donde se oculta para mi el divino tesoro
Si la dicha para mi no fuera, sería mi ruina.
Pues sin tu cuerpo me siento hambriento
Quítate es vestido que despierta la tentación
Y déjame que llene mis manos con tus pechos.
Imagino que desde tu pequeño monte te tiento
Y te devoro con ansiada e impaciente fruición
Entrégate, yo te pagaré con amor tus antiguos despechos.