Cuando se acerca a mi complejo mundo,
el péndulo oscuro, mi deseo germina avído
y los portadores de sueños se ofrecen
para que oiga gemir la sangre de mis venas.
Una voz interior me impulsa a tomar la botella
para calmar mis heridas y callar mi pena
mientras mil lágrimas ásperas me aníman
abrazando mis contracturadas mejillas.
Es horrible no poder detenerse
y lograr mecerme en los retazos
mientras la angustia se hunde en la noche
absorbiendo el deseo que me enciende.
En alas de sus vahos llego a conjugarme
entre amargos chispazos contraídos
carcomido por larvas y gusanos
que cautivo me sostienen entre olvidos.
Con la boca constreñida, mi cuerpo
se desploma atormentado de vacío
ocupando su lugar más allá del olvido
para encontrar otra copa en el mundanal ruido.
Quiero huír del desván de la bebida
y suturar esta adicción a la deriva
con pequeñas puntadas de cirugía
y acabar con el fuego de esta agonía.
He comprendido que necesito ayuda...