Si me desespero ante tu mirada
es porque son faroles encendidos
refrescado temblor también ungidos
mis ojos que acarician, cortejada.
Con seducción indagas sin excusas.
Pesa pretender ser tu bien amada.
Molestas colisiones por profusas.
Sin buscar descubrirte cada tarde
para hacerme sentir una cobarde.
Nunca me he prodigado como intrusa.
Amalia Lateano
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