Enhiesto en el lecho
de mi sórdida nostalgia
cabalga el fantasma
de un sueño mío.
Mirándome en el espejo
de un tórrido verano
escucho la sonora espuela
de mi paso viejo.
Quién daría
dos sacos de oro
por la imagen joven
de aquellos años nuevos
que se fueron muriendo
en los ecos del ocaso…
¡Oh! cómo duele
mi trémulo corazón
por ese sueño mío.
Jorge Aimar Francese Hardaick
Argentina
Derechos reservados©