Tienes serena y dulce mirada cuando tus ojos en los mis se clavan, tus pasos son elegantes con estilo, balanceando despacio tu cuerpo al andar, aceleras tus pasos y tu cara sonríe cuando me ves aparecer por la avenida, me recibes con uno de tus sabrosos y tiernos besos, el calor y tu perfume lo siento cuando abrazas mi cuerpo cuando.
Tus ojos brillan de alegría y tu mano con fuerza aprieta la mía para que no me escapara, los dos caminamos mirándonos y sonriéndonos, son esos momentos felices que hacen cambiar nuestras vidas.
Entramos en un pequeño restaurante para comer, aunque nuestra casa estaba cerca, he querido invitarte después de tan largo viaje, al terminar daremos un corto paseo por los jardines hasta llegar a casa y dormir una deseada siesta, tus largos y rubios cabellos acariciaban tu cuello y tu espalda creando un contrácte de colores con tu vestido blanco marfil.
Tu cuerpo aún seguía luciendo el moreno por el sol de la playa, esa playa y esos paseos que en algunos amaneceres y atardecer, solíamos pisar sus cálidas arenas abrazados y despidiendo al sol, mientras la luna con celos nos miraba para seguir iluminando nuestro amor con su manto de estrellas y luceros, por esta playa embriagada de cariño y amor.
© José Cascales Muñoz
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6 de Septiembre 2017