Hoy quizás reconozcas que te equivocaste un día
y sientas tu desacierto en plena melancolía.
Talvez asumas la culpa de hundir en el olvido
a quien ahora piensas debiste haber escogido.
No son tus días mejores a lo que me he enterado
que a quien sí aceptaste te usó y te ha traicionado.
Lloras y te lamentas, publican tus amigos y cierta gente,
entre ellas algunas te advirtieron, y… dudaste de cada fuente.
Pudiera acusarme también y decir fue culpa mía,
no debí dejar al patán, llegar, conociendo lo que hacía.
Solo que… una dama que bien se cuida sabe reconocer
después de observar con detenimiento a quien debe escoger.
Tu escogiste el encantador galán que tanto y tanto te engañaba
con palabras y con gestos con que invirtió y ganaba.
Acostumbrado como siempre, su labia y don de conquistador certero
te prometió el paraíso, resobrada vida, lujos y mucho dinero.
Y en un tiempo que pasó rápido, sin conteo, se hizo evidente
tu entrega… y en dos meses, la traición, te la pasó por el frente.
No juzgo ni juzgaré y es realidad nadie lo haga,
en juegos donde se advierte todo el que se arriesga paga.
Pronto pasará la historia, la página, el sufrimiento, el dolor;
te recordarán que al escoger, decidiste… y perdiste un gran amor;
un gran amor que rechazaste, que para ti no servía
y hoy… quizás reconozcas… que te equivocaste un día…
A.Maestre