De camino a casa
he visto flores difuntas,
ellas han teñido con su tinte tétrico los charcos de mis ojos
pude ser yo el muerto.
He visto la lengua temblorosa del sol
en lagunas breves y sucias
su calor era plateado y menguante.
Vi neumáticos aplastando mi prisa,
me guiño el ojo rojo del semáforo
y sentí vertigo al ver desde una acera
las grietas del asfalto.
Han entrado por mi boca:
ruídos domingueros
pestañas marchitas
dos pares de alas grises
ramas meciendo la alegría para las hojas
manos enlazadas en la eternidad del olvido
lluvias secas en los pies de las casas.
He visto alfombras verdes tonsuradas por zapatos
y caminé por ahí,
vi gentes digirse a muchas partes
que olvidé a donde iba,
no sé qué hago bajo este cielo sereno
con la sangre impaciente.
De camino a casa
detuve mi vida
en el umbral de la puerta.