Raiza N. Jiménez E.

Desgarre materno.-

 

Las madres nunca sabremos dónde o cuándo.

Pero sí, que algún día, con el hijo llegará algún

dolor, ya que unos vienen acompañados de

muerte y muchos del mal, y lo siente el alma.

Ellos llenos están de sorpresas, que matan.

 

¡La natura ordena y hace del vientre el nido!

 

Madres somos y caminamos con hijos en

las entrañas y, aunque, nunca nazcan, esa

cuna natural, está dispuesta para dar hijos.

Muere la mujer que llorando hijos, no se dan.

No sabe ella que, esa es su dicha o desdicha.

 

¡Las mujeres que honran su vientre, paren!

 

Ay, si ella supiera que ese dolor suspendido

tiene su desenlace con el advenimiento del

ansiado hijo y, que desde allí aumentará y

ya no habrá más reposo en su vida de madre. 

Todo porque, le han hurtado a su alma algo.

 

¡Nacer y ser son el mandato del poder Divino!

 

Las madres, sacras mujeres, no saben que las

noches ya no son suyas y que sus lindos días,

largos se harán, para cualquier otra reflexión

que no sea ocupada por la cría que ha parido.

Nada promete un hijo, pero de seguro pedirá.

 

¡Solo la madre en su deidad sabe de la bondad!

 

Vive en vilo la madre cuando el hijo amado sale

por el mundo, expuesto, sin su amparo y cuido…

Para las madres los hijos siempre son infantes.

No importa lo que digan de ello, los que miran.

La madre se hace la distraída: un hijo, es el hijo.

 

¡Parir es el primer dolor y la ida es el infinito!

 

Ay, Dios que castigo es la muerte del santo ser.

Que calvario darte cuenta que, para ese, tu hijo,

tú no eres, el sentimiento reciproco de arraigo

y entrega de vida; pensarán que la señora es un

accesorio prescindible y sin mayor importancia.

 

¡La muerte del hijo no tiene inicio, tampoco fin!

 

De prepararse ha, la señora madre, para desasir

de sí, el dolor de la partida tardía o prematura…

Aprender tendrá qué, los hijos, todo y nada son.

Entender es difícil y, más aún, asimilar la fiereza

conque los hijos se voltean, para desconocerlas.

 

¡Madre, mujeres, no desgarres tu alma esperando

la gracia de lo que pariste, puede tardar siglos!

 

Raiza N. Jiménez/ 5/9/2017