María Santísima María de carne y hueso,
de cada día, María inocente, María sin
pecado original, sus pecados son vulgares,
querer jugar antes que rezar, querer amar
y ser amada, querer tener hijos del puro amor,
querer soñar más allá de la maternidad y como
todas las mujeres, entre todas las mujeres,
llegar a ser una joven vieja, no perder la sonrisa
maternal de Santa Ana, orgullosa de enseñar a
su hija, el gozo de la vida, que el dolor ya vendrá,
el dolor de tu vientre es natural, no vale ningún fruto
que no duela, por eso nos expulsaron del Paraíso Terrenal,
por eso tenemos que labrar la tierra, donde el sol, los
pájaros y tu presencia funden las tiniéblas.