Recogió sus apuntes del éxito:
había errado en todas las pruebas.
Vendió su alma al ultimo profeta
que llamó a su puerta.
Intentó ahogar sus penas bebiendo:
procesionaba por todas las cantinas.
Opinaba sobre cualquier tema,
especialista en verborrea,
sin diploma.
Solía arreglar los conflictos
con pólvora.