Avanzo por el lerdo silencio
de tu anestésica mirada,
Tu paso por mi vida
es fruta insolentemente apetecible
y tu sonrisa perfora
el tabú humoso de tus besos.
Mil besos hincados
en la plegaria de mi boca.
A veces resbalando traslúcidos
por la preñez de la tarde,
A veces paralizada pena escondida
en el retrato de la nada,
como cadáver vagando
por el vientre del olvido.
Pensar que somos algo así
como desorbitadas bocas
pateando las palabras anónimas
sobre el grito de los vientos.
Y en las noches el bostezo de la luna
será remanso asfixiado
retorciendo el silencio distante
de los negados besos de agosto.
Nelly Herrera