Santiago Miranda

Silogismo de Dios y el hombre

 

Yo soy Dios en tanto su imagen y semejanza
Yo soy hombre en tanto su imagen y semejanza
Yo soy mujer y árbol en tanto su imagen y semejanza
Yo soy rayo y ruido en tanto su imagen y semejanza
Yo soy temblor y orgasmo en tanto su imagen y semejanza
Yo soy dolor y enfermedad en tanto su imagen y semejanza
Yo soy destrucción y olvido en tanto su imagen y semejanza
Yo soy acto sagrado y negación de un sí mismo
No idéntico en tanto una imagen y semejanza
Yo creo sin mayor motivo en tanto su imagen mutable y semejanza
Yo que estoy atrapado en mi propio infinito
A su margen y semejanza
Yo que muero y renazco en otra imagen y olvido
A una semejanza
Que es para mí una incógnita
¿Qué es para mí una incógnita?
¿Una imagen y una semejanza
Si nada en sí es idéntico
Y cuál es esa imagen fuente de tantas?
Tal espejo es contradictorio, un juego de palabras
Reflejando a costa de otras, luces sus propias oscuridades

Ya quisiera reconocerme en el paraíso
Oremos hermanos por la disolución
De este suplicio por los siglos de antaño

Ii

Si Dios y existente entonces uno
¿Que volátil espíritu ruega
Si no por sí mismo?

Prosternado ante el hombre o el cielo
¿Cuál de nuestras vistas recae
Fuera de nuestras cuadras?

Pero el rayo de la palabra
Aquella escisión del rito
Aquella madre siniestra
Pariendo leyendas y mitos

Electrificó mi seno inaudito
El movimiento que empujó a cada ente
A su abismo -cualquier dirección que ésta sea-
Espejo partido, sonido que llegó tarde al reflejo
Un estruendo perplejo de posibilidades
Si fue un hombre también fue calma y caos
Fue la noche más sedienta de amores
Y el mediodía del errante borrado