“Viajé en el tiempo por la eternidad/ y me vi cuando era pequeño,/ aún no eras mi realidad,/ pero ya eras mi sueño”.
De cuando te amé recuerdos me quedaron,
la mayoría de ellos a fuego me marcaron
pero no porque una novedad hayan sido.
Tuve la extraña y algo demente sensación,
de que allí me salieron cosas del corazón
que estaban guardadas pero en el olvido.
Sentí que tu olor lo había percibido antes,
que ese destello en tus ojos tan brillantes
ya no era la primera vez que me cegaba.
A esos embrujos que siempre noté en ti,
no era el primer día que les decía que sí
y tampoco el primero que me les negaba.
Esos besos tan apasionados que nos dimos,
aquel ardor divino que en la boca sentimos
tampoco fue para mí de una primera vez.
A pesar de la lejanía o de tanta distancia,
no fue raro que de amor hubiese abundancia,
así que tampoco me extrañó la no escasez.
Estoy seguro de que en sueños no ha sido,
pero siento que ya algún día te he tenido
y hasta creí verte en mis brazos suspirando.
Debo confesarte que aumentó en mí la duda,
cuando te tuve ante mí, hermosa, desnuda
y sentí haberte visto ya, sin recordar cuándo.
Paseamos por lugares nuevos que había visto,
donde bendije que existes y tú que yo existo
y me pareció reconocer todos los rincones...
Creo que nos poníamos místicos los dos
y hablábamos de amor, hablábamos de Dios
y pasamos por ese lugar buscando bendiciones.
¿Te das cuenta? Ya te he amado mucho antes,
no sé si fuimos esposos, novios o amantes,
pero a estas alturas ya no importa, querida.
Con estas conclusiones que sacando estoy,
me hace muy feliz saber que te amo hoy
tanto o más de lo que te amé en otra vida.
Original de Álvaro Márquez
Caracas, Venezuela
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