25.

Tu mirada

Aún recuerdo tus ojos, si. Tan oscuros como la noche en la que sucumbimos al deseo de tenernos. Imaginándonos desnudas ante aquella acalorada noche, acabando hundidas por completo en aquellos pensamientos de lujuria. Sin atreverse como siempre a dar el primer paso, aquel que tanto nos hacía falta.  Tus ojos lo pidieron y allí fui yo, como tonta, a complacer tus labios y demostrarle a tu mirada que podía tener lo que quisiese si de mí se trataba.