Remedio maternal
Cuando cansado por el calor del estío
Me dormí y soñé que una gran pena
Llenaba de mi vida el gran vacío
Imaginé la mano cariñosa de mi madre
Acariciando mi frente, ansiosa de mitigar
El dolor que sin piedad me destrozaba.
Ella que siempre fue la amorosa cura
De mis males, desde el cielo bajaba
Presurosa a calmar mis ansiedades
Me dio el beso mimoso que añoraba
Dulce bálsamo que tranquilizó mi espíritu
Quise abrazarla y besarla como un niño
Más, se alejó sonriente haciendo un guiño
Derramé una lágrima escondida
Al oír que decía, “misión cumplida” …
Tuve un triste despertar.