Aquella Cita
Mira, son luces y bancos; ya esperan afuera.
Y yo espero, sus ojos viajeros, cansados de aceras.
Nerviosa, la mesa carmín, besaba los vasos.
Sin saber que la luna, escondida, seguía tus pasos.
Aún no sabía porque el metro sin fin, venía con retraso.
¿O quizás era mi corazón, saltarín, frenando a pedazos?.
La noche ofreció de recuerdos, mientras servía segundos.
Y mis botas retaron al frío con su andar trotamundos.
Mensajes y mensajes llegaron, tocando la puerta.
Y las letras venían ¡y que letras! traían sudaderas.
Calentaron mis labios azules, cocidos a trozos.
Y mis bragas, cantaban canciones, imaginando retozos.
Llegaste por fin, de la nada, aquella noche extranjera.
Y aunque nada fue, todo fue, sin suceder siquiera.
No te culpes, no temas, comprendámoslo juntos:
El eterno destino, tu y yo y los astros, conjuntos.