Iba por ese sendero
Con un andar ya cansado,
Como un objeto olvidado,
Como humilde pasajero;
De la vida nada espero,
Me decía sin enfado,
Nada, al final he logrado;
Ya, en amores, nada quiero;
Una sonrisa, de repente,
Una mirada de fuego,
Fue a mi encuentro tan ardiente
Que me entregué a ese ruego:
Acaricié ese presente
La besé en un feliz juego…