Un instante de abril,
sin apenas
imaginarlo,
viví la vida toda.
Cuando el enigma
de tu sonrisa
en mi mente
se grabó a cincel.
Un instante de lunes
tras mis murallas,
sin apenas prever,
derribaste la roca.
Y la luz de tus ojos
así se filtró,
fascinando
el alma de mi alma.
Un instante por la tarde
ajeno a tí, a mí,
sin desear quedarte
entraste a tu morada...
...a este pecho abierto
a, por y sin tí,
y que en pos de tí
deja de trozos un rastro.