La madrugada siempre me recoge
en la irrealidad de la piel
Son anhelos que rompen
Errante, disuelta, sin aliento
Mira: me he perdido invocando tu nombre
Tal vez toque la hora: callar
-todavía lo pienso-
recoger las migajas del cuerpo,
hacer volutas de humo las ansias de amar
renunciar a tus versos
aceptar lo que soy, dejarme llevar:
arena en las manos del viento...