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Como la copa de vino,
brinda como brindan los cuerpos,
el cristal no rompe si se une,
como dos cometas de luz,
que cruzan el cielo,
como dos pedazos de hielo,
y me das el corazón,
tan helado como el viento,
tanto hechizo,
que llenas la copa vacía,
con fulgores de caliz,
desde que el silencio,
se debate entre la espera,
cuando no se esmera,
los cuerpos sedientos,
de tanto vino y champagne,
que me das por acompañarme,
en la mesa,
donde se da el brindis,
de una noche,
en tinieblas,
desde que los cencios,
de lunas brillan,
como brilla el brindis nocturno,
de un tiempo,
en que ya esta otra vez la copa vacía…
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