yito

Vengo de la soledad.

 

 

Vengo de la soledad del ayer

la nada, el silencio y sus misterios

conservo del principio en la mirada

el asombro de  vida a flor de  piel.

 

Repite un reloj  en cada segundo

con melancolía, ya soy pasado,

y las hojas del árbol de mis días 

arrastra el frío de un  eterno otoño.

 

En los  verdes rosales de la vida

lo fui todo, capullo, flor y espina.

Un pájaro sediento de horizontes

amarrado en el puerto de la duda.

 

Oculta el sol, su   realidad de ocaso

las sombras cubren destellos de luz

voy al  abrigo de la soledad

la nada, el silencio y sus misterios.