El aire se encrespa en vorágines de ira
chupando insaciable las cálidas aguas del Caribe
y se encrespa desafiante, poderoso, sublime
en espirales vertiginosas y repentinas.
Inmensas columnas de bucles etéreos
se desplazan raudas surcando los mares
desprendiéndose a su paso, del lastre
de gotas innumerables, robadas al océano
Caen de los cielos incontenibles torrentes
anegando bosques, ciudades y campos
Vuelan con estrépito casas y arbolados
causando gran desolación y muerte
Monstruos físicos arremeten contra la vida.
Elementos desaforados embisten con fiereza
arrasando en todas sus formas y maneras
la complicada pero endeble biología
Familias destrozadas, sin hogar y sin recuerdos
caminos inundados. cosechas perdidas
¿Podrán recuperarse algún día
del violento embate de los elementos?
Quisiera poder llevarme su sufrimiento
como Irma se llevó cañas y tejados
Quisiera ser gigante y dar un inmenso abrazo
fuerzas y cobijo , en estos crueles momentos
Quisiera llegar con mis palabras a los pueblos destrozados
para compartir con ellos sus desdichas
Y decir a los pueblos poderosos, que respondan con energía
para llevar ayudas, como el huracán , raudas
Pasará el huracán, pasará el miedo.
Las aguas volverán a sus cauces y a sus mares.
Se reanudarán los días, se construirán nuevos lares
después de tantos llantos y lamentos
La esfinge imponente del huracán Irma
y los estragos que en su carrera ha causado
continuarán en la memoria, durante años,
de los pueblos donde, furioso, descargó su ira