Son las cuatro de la mañana, en medio de la penumbra e invadido por el insomnio despierto y te pienso
abro lentamente un cajón, se observa un sobre desgastado por el uso y tomo tu última carta
la leo: cada palabra, cada renglón, cada párrafo, y cada hoja aunque me parta
aunque me parta el siquiera pensar que tal carta fue escrita con aquel sentimiento inmenso
Desgastado otro día más, ebrio de la melancolía, y sin más me corroe la impotencia
romper en llanto sería lo más sencillo, pero no lograrlo me va llevando a la demencia
te acercas a mí, mis ojos son presa de tus ojos castaños y sonríes un tanto forzada
las dudas e inseguridad me atacan y sonrío mientrás desvío de a poco la mirada
ya estás aquí, frente a mí, a punto de hablar y yo sin ninguna ocurrencia
Trastornado y trasnochado
Inexpresivo y depresivo
Fingiendo y pretendiendo
Viviendo y muriendo
Aprehensivo y represivo
Recordado y olvidado
El egoísmo me consume, al pensar que hube sido el único afectado
ciertamente pienso en tí, más romántico y hedonista que solidario
sabiendo a sospechas que no soy el único que se ha de sentir solitario
\"sufriendo\" por las lagunas, y por esto, que no fue nunca perpetuado
buscando en otros lugares lo que en nuestro sitio no se nos fue dado
Víctima de los procesos biológicos mis ojos se entrecierran por el agotamiento
en somnolencia veo tu rostro, pálido, triste y la culpa aparece
son las 2 de la mañana y pierdo la conciencia: el sueño acaece
como si nada hubiera pasado, simplemente respiro y pierdo conocimiento
cuatro de la mañana de nuevo y se repite todo, otra vez somnoliento.