gonzaleja

SANGRE HIRVIENDO (SONETO ALEJANDRINO)

Abriéndose constante, salida a cada paso,

la sangre resucita del pálido letargo,

detiene su silencio, ruidosamente largo

y cesa y paraliza las nubes del ocaso.

 

Aviva el sentimiento, por tiempo tan escaso,

endulza el dulce encuentro, quitándole lo amargo,

se tiñe en rojo el pecho, se tiñe…, y sin embargo

instaura y nutre y viste relámpagos de raso.

 

Borbota el corazón, las ansias contenidas;

borbota, prima hermana, las ansias conteniendo,

abriéndose a la vida, su máxima exigencia.

 

Se cierra así la brecha, restañan las heridas,

la sangre victoriosa, -copiosa sangre hirviendo-,

lo andado ha desandado, volviendo a su ascendencia.

 

Deogracias González