(Índice de cuartetos: ira, soberbia, envidia, avaricia, lujuria, gula y pereza)
Enojada mujer, tal furia del averno,
enojados los dos, las almas van distantes.
Llamea el odio nuestro, calando nuestros huesos,
llamea pronta furia, dos fogatas constantes.
Tallada en la soberbia, mujer en mi doliente,
de mí no perteneces, ajena a mi costilla.
Amasada en el barro donde mora el infierno,
donde mora tu calma: pecado y maravilla.
Envidio dura calma con que forjas silencios
y envidio tus cabellos que sin ser mar bravío
le dicen a mis labios: escasean los besos.
Tal parece el amor ya no es mas mi rocío.
Resulta que deseo tu sangre en llamarada,
avaricioso pienso: tu cuerpo para mí,
sin testigos sin nadie, sin Dios reinando cielos,
ni diablo viendo tu alma, que me aleje de ti.
Late mi llama en macho, resoplando en tu oído,
derramando lujuria de los ríos de carne,
ay mujer de condena, bebe de mi pecado,
y te ofrezco mi fruta que en tu boca se encarne.
Déjame ser la boca que te engulla tal presa,
cazadora voraz, mi lanza va insaciable
surcando blanda carne, lamiendo herida mansa,
dejando mi simiente de la gula implacable.
Ya mi río en sequía, vacío en todo mal,
ya sus pecados ciertos, en el juicio divino,
retozamos cansados con el peso del mundo,
perezosos de amor, con arrullo de trino.
Poeta y escritor: Edmundo Vélez Alcívar
Guayaquil - Ecuador
Derechos reservados del autor.
Pd: si por casualidad caen en mis letras, sean tan amables de escuchar la declamación del poema en el link de youtube.